Lo que son las cosas en estos tiempos de cinefagia descarriada. pues sin la expectativa previa generada por una estudiada y perspicaz campaña de marketing, “La Terza Madre” (“Mother of Tears”) no hubiese corrido mejor destino que “El Jugador” o “Insomnio”, estrenos directos en el ámbito doméstico que quedaron relegados a alquileres despistados y compras exclusivamente nostálgicas. porque es triste que después de todo no nos quede sino lamentar que “inconclusa” haya dejado de ser la coletilla que acompañe nuestras referencias a la hasta ahora celebrada Trilogía de las Madres de Dario Argento.
Publicado: 18/04/2008
Rematadamente anacrónica en cuanto actitudes y resultados, demasiado tarde llega este inesperado cierre de lo que hace treinta años se había revelado como una de las sagas más influyentes y preponderantes de la historia del cine fantástico. Desprovisto de la estilización y la belleza de su primera etapa dedicada en cuerpo y alma a la tradición del giallo, el Argento esotérico sube a la palestra incapaz de sentenciar en ningún momento si es ésta una festiva autoparodia de su propia obra o desgraciadamente es un descenso en picado tedioso e incontrolado. Sin caer en el grosor específico alcanzado por su alumno Michele Soavi (especialmente en la trasnochada “El engendro del diablo”) o la virulencia de “Demons”, el lóbrego universo de paganismo, magia negra y brujería hallado en los vestigios de la literatura fantaterrorífica es rescatado por Argento en pleno siglo XXI despreocupándose incomprensiblemente por el guión, los personajes o la factura final, tal vez cegado por el status de culto que envuelve su figura o deseoso de deconstruir con malicia su leyenda.
Para empezar, nada como un punto de partida a la vieja usanza. Así, el hallazgo de una misteriosa y antiquísima urna en el cementerio de Viterbo desencadenará el apocalipsis en las calles de Roma (aunque las escenas de histeria colectiva a lo largo y a lo ancho de la ciudad superan ampliamente el límite de lo risible). Asia Argento asume el rol principal de la trama como la joven heroína que tiene en sus manos la clave para evitar el reino de oscuridad que puede cernirse sobre la faz del planeta si la cruel Mater Lacrimorum alcanza el poder de antaño. A través de un simpático vínculo con la primera entrega de la serie (Sarah Mandy, el personaje de Asia, resulta ser la hija del papel que interpretaba Jessica Harper en “Suspiria“), se nos presenta una auténtica guerra abierta entre el bien y el mal, entre la magia blanca y los poderes de las tinieblas, arrojando algo de luz sobre el origen de las tres grandes brujas de la Europa fantástica en un movimiento que ni es necesario ni es oportuno.
A pesar de lo regocijante que supone en la actualidad disfrutar de un producto que parece invocar continuamente otra época, el libreto es absolutamente paupérrimo y frustrante, despreciando unas creaciones que rozan el ridículo y articulando el desarrollo de la historia con una ingenuidad pasmosa. Todo el repertorio de su director (argumento alucinado, sadismo, gotitas de sexo) queda a merced de un montaje poco profesional, unos efectos especiales bochornosos y un tratamiento reiterativo y torpe que redondean los peores vicios del realizador transalpino. Aunque pecadores hay muchos, especialmente su reparto en horas bajas, desde una Asia Argento completamente perdida hasta una Daria Nicolodi con apariciones tan breves como deplorables. Tan solo queda la siempre grata presencia de Udo Kier, rememorando como nunca la edad dorada del eurotrash, y la exuberante carnalidad de la modelo israelí Moran Atias. Incluso el antaño atinado Claudio Simonetti ofrece su score más insípido a fecha de hoy. Es como si la necesidad y la premura hubiesen motivado un rodaje casi improvisado en el que todos los elementos obedecían primordialmente al libre albedrío.
Ahora bien, si confiamos en el talante caricaturesco de Argento, podemos aplaudir su pretensión de filmar en 2007 una hilarante pantomima que acoge con sarna los tópicos del género propiciados por la industria italiana en la década de los 80 y los coloca como una antigualla en un contexto chocante. Así como sus brujas pertenecen a un sombrío mundo de superstición medieval, la bizarra orgía final de cuerpos y vísceras podría aludir a esta intención, a la broma autorreferencial. Por lo que no es extraño que todo se precipite y se cierre el telón con la risa esperpéntica de Asia Argento invitándonos a hacer lo propio para que abandonemos la sala saludando el descaro de su padre a pesar de la ínfima calidad del producto. Cada cual deberá valorar esta opción, pero desde luego no todos los realizadores están en posesión de la finura desmitificadora de Takeshi Kitano, por citar un ejemplo reciente.
En cualquier caso, personalmente queda en mi recuerdo aquella “Suspiria” que aún hoy sigue fascinándome, todavía aterradora y sugerente, cuando el pulp ocultista y el giallo sobrenatural casaban en un marco que bebía de los colores de Bava y el art decó. Puro horror que sobresaltaba por sus inclinaciones hacia lo primigenio, hacia nuestras fobias primitivas. Efectivamente, qué hermoso era matar y morir entonces. Y que decepcionante resulta pues mofarse de uno mismo hoy en día. Ahora más que nunca, cualquier tiempo pasado fue mejor.
David López
Guillén en 05/08/2009
Eres muy mordaz con tu crítica. Diría que hasta despiadado. Si realmente reconoces que las dos obras maestras te gustaron y saboreaste el miedo, debías aceptar también que no es el mismo sentir y pensar de hace 3o años que el actual...
Quiero decir con esto que la película que ahora despedazas está anacrónica respecto a sus antecesoras, pero, no solo es la culpa del director. Y eso ya es mucho decir... ¿O qué, tu eres igual que hace 20 años? Vive y deja vivir, que también los grandes maestros meten la pata.
DECIO en 14/04/2009
EN ABAJATE.COM LA TIENEN
Tobías Silva en 03/11/2008
A mí no me parece mala, sino infame, tan ridícula como aburrida, y con una Asia Argento impresentable. Comparto la crítica de David López, y que Dario Argento deje ya el cine, que el daño que está haciendo al género con sus películas malas supera ya lo bueno que hizo con las buenas.
will en 17/06/2008
No se que has visto últimamente en el cine que sea novedoso, pero la crítica que has hecho sobre la película si que me parece bochornosa. No es ninguna novedad que en cuanto a estilo visual se refiera, Argento prefiera utilizar nuevos trucos o tendencias en vez de fascinar a sus fans más anticuados con juegos de colores primarios. Así pues hay un plano-secuencia de unos varios minutos muy bien rodado con una steadycam, hacia el final de la película, final que por cierto deja con el sabor en la boca. Si bien es cierto que la calidad pueda resultar inferior en cuanto a obras como Suspiria e Inferno, nos encontramos con uno de sus mejores trabajos en los últimos 10 años, pues tras Stendhal Syndrome, Argento no ha hecho nada de provecho. Con los años todo cobra valor, y este film no será menos, pues quienes desprestigian trabajos como este, son luego los que pasados los años se quitan el sombrero.
Card Player en 26/05/2008
No es una película mala...ya echaréis de menos a Argento cuando deje de hacer cine! Pocas películas del género se salvan hoy en día...y esta supera con creces a muchos productos.
la diabolika en 25/05/2008
pues vaya decepciones m estais dando hoy. ¿La terza madre tb es mala? joder, q desastre para el fantastico
el tio filomeno en 21/04/2008
No es que sea mala, es que sonroja de pura vergüenza ajena que provoca
David "SéptimoVicio" en 18/04/2008
En Inglaterra (región 2) la han editado en DVD. En Amazon la venden.
Guillén en 05/08/2009
Eres muy mordaz con tu crítica. Diría que hasta despiadado. Si realmente reconoces que las dos obras maestras te gustaron y saboreaste el miedo, debías aceptar también que no es el mismo sentir y pensar de hace 3o años que el actual...
Quiero decir con esto que la película que ahora despedazas está anacrónica respecto a sus antecesoras, pero, no solo es la culpa del director. Y eso ya es mucho decir... ¿O qué, tu eres igual que hace 20 años? Vive y deja vivir, que también los grandes maestros meten la pata.