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'Crudo' ('Grave') de Julia Ducournau

Julia Ducournau radiografía el despertar de nuestros instintos, de nuestra etapa de rebeldía hacia la madurez, en un drama adolescente adobado de terror y salpimentado con mucho humor negro.

Publicado: 15/03/2017

'Crudo' ('Grave'), el largometraje debut de esta francesa, explica el conflicto interior de una joven llamada Justine (Garance Marillier), una discusión de sus pensamientos con la sociedad al ingresar en una escuela de veterinaria. Nacida en las entrañas de una familia vegetariana, comienza a verse envuelta en una situación que presiona su voto de no comer carne, dejándose llevar por su instinto primario y animal, y despertando así su lado más crudo.

La actriz Garance Marillier ya había trabajado junto a Julia Ducournau en sus dos anteriores obras. 'Junior', un cortometraje de apenas veintidós minutos, mostraba una curiosa metamorfosis propia de nuestras células y cercana a nuestro organismo. Y 'Mange', un telefilm que escribió junto a Virgile Bramly de 2012. Pero en 'Crudo' quería ir más allá de la mutación de nuestro cuerpo. La cinta decide desnudar la personalidad de su personaje, describiendo visualmente sus sentimientos más sinceros y sus sensaciones más francas, colocándola en una situación y una edad que beneficia la intención de Ducournau.

Aunque la historia peque de un guión básico propio de una estudiante universitaria (personaje colocado en una situación fuera de su contexto y que dicha discordancia justifique más de la mitad de las acciones), se resuelve con un dinamismo y una soltura que hace paladear gustosamente sus imágenes. La apuesta por el condimentado y fresco gore desemboca en un film propio del bueno de Yorgos Lanthimos en plena ola francesa del año 2000, cuando 'Martyrs' y 'À l'intérieur' salpicaban los festivales de cine. Y es por eso que 'Crudo' consigue de forma cómoda expandir su propio universo, el caldo de cultivo de una enfermedad especial. Su impacto visual sin excesos ayuda favorablemente al desarrollo de su trama, dotándola de brío y atrevimiento cinematográfico.

Con ayuda de la adolescencia, Ducournau construye su crítica social como si se tratase de una alergia que se adherirá y se adentrará con picor en nuestro interior. Observaremos cómo poco a poco el estudio y el despiece de los animales en la escuela irán desmenuzando los sentimientos de Justine. Sus experiencias en la facultad de veterinaria irán secando sus ideales, convirtiéndose en un animal más a través de sus compañeros. Su lazo fraternal con su hermana mayor, Alexia (Ella Rumpf), alentará una transformación psicológica, casi imperceptible, pero que Ducournau sabe ocultar con sutileza bajo las sábanas de la fiebre y el delirio. Una enfermedad mental que la guiará hacia el rebaño social, cambiando su rumbo para estabilizar a una población uniforme. Justine es distinta y la masa puede con ella. Porque en ese mundo (¿distópico?) no hay cabida para mentalidades diferentes.

A pesar de que la cinta fue aclamada con varios premios en la mayor parte de los festivales de cine por los que pasó (Austin, Cannes o Sitges, entre otros), los desmayos que provocó en Toronto no han beneficiado a la crítica. La estrategia comercial de clasificarla como una película-ambulancia no ayudó a la valoración y el análisis que exige el film. Estamos delante de un drama sociológico, de una historia distópica que nos quiere mostrar la alergia social que nutre nuestra ansiedad al ver que somos diferentes al resto. Porque la publicidad que ha dictaminado su imagen grotesca viene dada por un mundo caníbal, que ansía que devores este film a costa de sus ideales, tergiversándolo a su antojo para que se una al festín comercial. Es carne cruda, y nuestro cuerpo al desnudo.

Alicia Escribano

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