No sé si será coyuntural, pero lo cierto es que el mockumentary está en alza. Para quien no lo crea, ahí está el significativo número de falsos documentales que participan en Sitges 2007, tanto a concurso como en secciones informativas paralelas. Además, bajo el prisma de su funcionalidad como arma, la creatividad de muchos realizadores parece situarse en cotas altísimas.
Si Romero nos demostró ayer en su magnífica “Diary of the Dead” el peligro que entrañan unos medios de comunicación que reescriben a su antojo lo que somos y necesitamos imponiendo una cultura de la imagen totalmente agresiva en la que la verdad queda en entredicho, Morten Hartz elabora en su sobrio debut una provocadora e inteligente obra en la que el (falso) asesinato de Anders Fogh, Primer Ministro de Dinamarca, a manos de un ex -amante anarquista sirve de excusa para retratar con punzante osadía las miserias de la política internacional y las mentiras de la nueva Europa.
Hartz presenta una mirada precisa, perfectamente construida articulando las posibilidades de la ficción documental sin dejar de lado el humor y la manipulación propia de alguien que conoce al dedillo el lenguaje cinematográfico. A costa de imágenes de archivo y secuencias filmadas con rigor para la ocasión, este caso se reconstruye con entrevistas que poco a poco tienden de la intimidad secreta hacia una sorprendente hagiografía del político danés, explotando al máximo las emociones que produce un score bien orquestado con las imágenes y las palabras.
Fogh se convierte finalmente en un héroe trágico que soñaba con un mundo mejor y que supuestamente pudo ser objeto de una conspiración de esferas superiores que oportunamente señaló a su antiguo amor como culpable en lo que es uno de los mejores retratos del prototípico chivo expiatorio. Algo que entronca con la intención que Hartz tiene por mostrar el depravado establishment del sistema político occidental, esa máquina devoradora capaz de llevarnos a guerras vergonzosas y estrujar al Tercer Mundo.
Una auténtica pena que propuestas tan arriesgadas como ésta no tenga vida más allá de los festivales. Como remate, para los que se pregunten que aporta un título como éste a un festival como Sitges, quede para el recuerdo un momento de virtuosa imaginería fantástica que vuelve a hacernos dudar de las habituales fronteras del género. Un puñetazo en el estómago del sistema.
David López
Próximamente, reseñas de “The Fall”, “Boarding Gate” y “Diary of the Dead”, más nuevo clips con las intervenciones de Tarsem Singh y George A. Romero.