Como 'bonus track' del festival La Risa de Bilbao, la velada comenzó a las 19.00 horas con el pase de su celebrado filme, la mejor producción española de los últimos sesenta años para los miles de cinéfilos que participaron en la encuesta promovida en las redes sociales por la Seminci de Valladolid. "Es una simpática exageración. Qué me perdonen Berlanga, Ferreri y Fernán Gómez". Hubo tiempo para la discusión: nunca ha visto 'La vida de Brian', de los Monty Phyton, y no le parece oportuno que su clásico absoluto sea catalogado de 'surrealista'. "El surrealismo implica un ejercicio de automatismo y no es mi caso. La mía es una película culta porque propone una reflexión sobre la picaresca, el expresionismo pictórico de España". Opta por bautizar su estilo como 'sur-ruralista', repescando el agraciado término que le regalase en su momento el polifacético Gianni Toti.

Cuerda detesta ese sentimentalismo descarnado que hoy gusta tanto a los medios de masas y proclama que lo políticamente correcto le "crucifica". Se congratula del "colapso" que han experimentado las salas patrias gracias a la Fiesta del Cine, una feliz noticia que aprovecha para dedicarle un generoso rapapolvo al ministro de Hacienda. "Montoro es un indocumentado. Este Gobierno me tiene muy cabreado, porque están jugando con el miedo para manipular al ciudadano y eso es despreciable". Concluye con ironía: "como sucede con la clase política, mi vocación también es irracional. En diferido y a través de un plasma".

A nadie se le escapa que este manchego de pro es un fervoroso incondicional de Twitter. Con la agudeza y la socarronería de un Gómez de la Serna de la era digital, sus gregerías del siglo XXI, no sólo cautivan a diario a sus cerca de 60.000 seguidores, sino que han merecido el lanzamiento de un tomo monográfico titulado 'Si amaestras una cabra, llevas mucho adelantado'. Asegura que alguna librería un pelín despistada lo ha colocado en la sección de Economía (sic). ¿Cómo le picó el gusanillo? Un viejo amigo le insinuó que era un buen escaparate para vender el vino Ribeiro que se embotella en su bodega y acabó enganchándose al tuit. "¿Cómo no voy a disfrutar de un universo frecuentado por filósofos, pornógrafos y analistas de la realidad realmente lúcidos?".

D. López