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Una de espías con humor

El director donostiarra Borja Cobeaga reflexiona sobre la parodia del cine de suspense en los cursos de verano de la UPV.

Publicado: 23/07/2013

¿Se han preguntado en alguna ocasión por qué las historias de espías se prestan fácilmente a la sátira y la pantomima? El cine, la literatura o la novela gráfica han dado buena cuenta de los relatos protagonizados por agentes secretos, organizaciones criminales y villanos megalómanos desde una perspectiva abiertamente burlesca. Una apuesta arriesgada que habitualmente cumple su cometido gracias a la acumulación de tópicos y clichés. Para responder a esta cuestión, el cineasta y guionista donostiarra Borja Cobeaga, figura preeminente de la nueva comedia española, impartió una clase magistral en la biblioteca de Bidebarrieta, al hilo de los Cursos de Verano Bizbak que, un año más, organiza la Universidad del País Vasco.

Ante una veintena de alumnos, el director de ‘Pagafantas’ intentó desglosar las claves de las ‘spoof movies’ (películas de naturaleza paródica) cuando las complejas tramas de espionaje que proliferaron en la gran pantalla durante la Guerra Fría se convierten en objeto de mofa. Para ilustrar su lección ("la caricatura funciona como consecuencia de la exageración de los arquetipos y la progresión de los gags"), planteó una comparativa entre el thriller ‘Suspense... hora cero’ (1957) y la disparatada ‘Aterriza como puedas’ (1980): ambas comparten situaciones y líneas de diálogo porque aprovechan la misma materia prima –un libreto de Arthur Hailey, Hall Bartlett y John C. Champion–, pero en lo que respecta a la segunda "todo resulta excesivo y esperpéntico".

A diferencia de otros géneros clásicos poco proclives al humor, como el western –aunque cabría recordar que ‘Lemonade Joe’ o el talante desmitificador de Sergio Leone son esencialmente paródicos–, los lugares comunes del cine de espías, que popularizaron la saga Bond y Alfred Hitchcock en la década de los sesenta, "son una fuente de inspiración para la ‘screwball comedy’", esto es, la comedia americana de enredo que, surgida en los años treinta, pretendía ofrecer una válvula de escape a los estadounidenses que deseaban evadirse de la realidad cotidiana de la Gran Depresión.

La parodia no siempre se decanta por el trazo grueso. En ‘Charada’, "una aproximación romántica y jocosa a los elementos y la estructura del suspense", Stanley Donen dotaba de "ligereza" a un argumento que incluía asesinatos, robos y persecuciones. Incluso la música de Henry Mancini o los títulos de créditos de Maurice Binder estaban al servicio de la ironía. "¡Hasta logró que Cary Grant perdiese la dignidad que se había granjeado bajo las órdenes de Howard Hawks!". Otro caso peculiar citado por Cobeaga es el de Christopher Nolan, que ha aplicado los estudios psicológicos del ‘noir’ (con sus personajes arrastrados por traumas del pasado) al cine-espectáculo de superhéroes.

Para rematar la ponencia, que trufó con fragmentos de títulos como ‘Mentiras arriesgadas’, ‘Austin Powers’, ‘Top Secret’ o ‘Superagente 86’, ofreció un consejo: "el gag será más gracioso si te lo crees; por eso el director de ‘Spanish movie’ contrató al director de fotografía de ‘El orfanato’, la película que parodiaba".

David López

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