Las inminentes calores veraniegas comienzan a anunciar todo el aluvión festivalero que se nos avecina en los próximos meses, con más citas y eventos por metro cuadrado que nunca. Y con ello vamos recibiendo novedades discográficas que, por lo menos, sirven de empuje hacia el centro de la pista.
Es una lástima que en vez de ofertar puro entretenimiento hedonista, las compañías y la prensa especializada opten por vendernos el producto como la enésima salvación musical o la nueva cima de aquella farragosa etiqueta que nunca llegaste a comprender.
Glasgow vuelve a demostrar que ostentar el título de epicentro de la efervescencia musical de las islas británicas no es cosa difícil. De allí surgen Shitdisco, cuarteto con ganas de cachondeo que el omnipresente NME no tardó en incluir bajo el emblema “new rave”, ese bendito epígrafe que empieza a ser casi hilarante. ¿A quién demonios se le ocurriría inventarse una denominación que parece un saqueo de las palabras de los organizadores del Monegros Dessert Festival?
La cuestión es que “Kingdom of Fear", el debut de estos escoceses (nombre, por otro lado, de la última obra del polémico Hunter S. Thompson), no marcará época ni será recordado por su soberbio pulso retrospectivo o intempestivo, pero desde luego resulta divertido, entretenido y, sobre todo, carente de pretensiones, algo de lo que en el fondo parecen estar faltos tantas bandas. El álbum no deja de ser un pastiche de influencias servido con una buena dosis de refrito coyuntural de los tiempos que corren, pero nadie mínimamente sincero se atrevería a desecharlo de la cosecha de la temporada utilizando únicamente como excusa su absoluto despego por la originalidad.
“Disco Blood” parece una cara B de un single de Franz Ferdinand; “72 virgins” recuerda a los Robocop Kraus más volcados en la escena post-punk; “3D Sex Show” es la referencia para aproximarlos a Klaxons; y “Lover of others” podría estar en el último disco de The Rakes. Sí, “Kingdom of Fear” es algo así como un magnífico recopilatorio de lo que podría haber sido un repaso desequilibrado de la escena post-punk y dance rock, bien combinada con el revival electrónico ochentero que empieza a despegar guiado por el legado de Daft Punk. Pero no les haría justicia si no destacase temas con destellos de personalidad propia como “Another”, “Kung Fu” y “Reactor Party”, indiscutible catálogo de intenciones de la banda. Un buen bocado para acompañar una copa generosa.
David López
Lagarto Jones en 12/07/2007
¿Para qué tanta verborrea? ¿Te gusta si o no? ¿Es bueno o malo?
El trasfondo de toda esta dialéctica culteranista, es decir, tu falta de criterio hacen que tus críticas sean paja pura, como un cigarro mentolado, como vender arroz a los chinos.
El único vicio que se puede ver en tus palabras son horas de trasnocheo ahogado en copas.
Lo que deduzco de tus manuscritos llenos de palabros sin ninguna sustancia, fruto de descansos de movimientos masturbatorios (físicos y mentales), es que tus tablas en el mundo periodístico me recuerdan a programas de igual calidad como las entrevistas de Sanchez Dragó (mucha palabrería, pero la N con la A).
Lagarto Jones en 12/07/2007
¿Para qué tanta verborrea? ¿Te gusta si o no? ¿Es bueno o malo?
El trasfondo de toda esta dialéctica culteranista, es decir, tu falta de criterio hacen que tus críticas sean paja pura, como un cigarro mentolado, como vender arroz a los chinos.
El único vicio que se puede ver en tus palabras son horas de trasnocheo ahogado en copas.
Lo que deduzco de tus manuscritos llenos de palabros sin ninguna sustancia, fruto de descansos de movimientos masturbatorios (físicos y mentales), es que tus tablas en el mundo periodístico me recuerdan a programas de igual calidad como las entrevistas de Sanchez Dragó (mucha palabrería, pero la N con la A).