Septimo Vicio - El cine visto desde otros t iempos

Érase una vez en Sitges 2006 (Sitges 2006)

Publicado: 13/05/2007

\"El Laberinto del Fauno\", la fantasía desbordante de Guillermo del Toro, fue la encargada de inaugurar un festival irregular pero con momentos brillantes e inolvidables (si bien la ausencia de David Lynch deslució por completo el veinte aniversario del estreno de \"Blue Velvet\"). Como ya está en nuestra cartelera poco me queda por cometaros a todos aquellos que habéis tenido el placer de disfrutarla en cines. Este cuento que auna lo fantástico y maravilloso con el contexto histórico cruel, duro y (desgraciadamente) realista sólo dejó tras de sí enormes elogios para todos los aspectos técnicos y artísticos de la película, tan eficaces en su logro de hacer creíbles ambos mundos. Una obra maestra del género.

SECCIÓN OFICIAL FANTASTIC

Sin lugar a dudas, el título más esperado de la Sección Oficial era “The Host” y desde luego no defraudó. Este espectacular y divertido kaiju eiga del director de “Crónica de un asesino en serie” maravilló con su mezcla de efectos especiales deslumbrantes, terror, drama y humor en el que había sitio para los guiños a la historia política de Corea o la crítica al intervencionismo yanki.Con veinte minutos menos habría sido un entretenimiento redondo. No apto para estómagos sensibles, “Taxidermia”, un film desagradable como pocos, destacó con su impactante narración de las vidas de los excéntricos personajes que formaban tres generaciones de una misma familia y que servían de pretexto para relatar el difícil transcurrir de la historia reciente de Hungría. Humor surrealista, zoofilia, escatológicos concursos de comida, comunismo y esculturas humanas al estilo Praxíteles conforman un puzzle que desde luego no invita a hacer la digestión. “Brick” sorprendió con su capacidad para hacer propios los elementos del cine negro (femmes fatales, asuntos de drogas, pistas, sospechosos, asesinatos, enigmas que sólo se resuelven en el desenlace, traiciones) y mutarlos en clave de thriller adolescente con puesta en escena lynchiana y bella fotografía de trazos azulados. Un guión ingenioso que contrasta con la forzada y pretenciosa “Big bang love juvenile A” de Takashi Miike, inequívoco intento de impresionar a críticos de todo el mundo con una insulsa historia de presencia teatral (cercana a “Dogville”) llena de jóvenes apolíneos, símbolos y alegorías que no aportan nada. Peor aún fue “Coisa Ruim”, puro telefilm de sobremesa con aires de drama rural costumbrista que ahonda en tópicos acerca de exorcismos y posesiones carentes de interés. Más convencional y menos lírico que de costumbre resultó lo nuevo de Kim Ki-Duk. “Time”, interesante disección sobre amores imperecederos, obsesiones y problemas de identidad, no disgustó pero tampoco resaltó tanto como otros films predecesores del realizador coreano. Su final circular habría hecho las delicias de Roland Topor. Por su parte, Johnnie To volvió a hacernos gozar con un moderno western crepuscular sobre la amistad y la lealtad (algo así como su particular “Grupo Salvaje”) a la par que otra magistral lección de cine y referencias a Leone o Peckinpah. Aplausos unánimes para otra gran propuesta del genio del actual polar hongkonés. La nota hilarante la protagonizó “Fido”, deliciosa y original comedia ambientada en los años 50 auspiciada por su magnífico humor negro, actores geniales, secundarios de lujo y un simpático retrato de la América de la sonrisa eterna y los hogares perfectos. Jamás imaginé ver en pantalla zombies convertidos en algo así como animales domésticos. Y todo ello en el nacimiento del consumo de masas. “Pon un zombie en tu vida” sería un slogan perfecto para la película. Muy aplaudida, una de las favoritas del público. La mayor decepción vino de la mano de “La Hora Fría”. Sorprende descubrir tras la cámara al otrora interesante Elio Quiroga, que aquí cae en argumentos dignos de la serie B de los ochenta (sin ir más lejos el “Creepozoids” de Dave DeCoteau) y el cine de zombies para discurrir por lo tópico y aburrido. No la salva ni sus breves hallazgos ni su final sorpresa.

SECCIÓN ORIENT EXPRESS

Como bien comentó Angel Sala para la revista Cineasia, la Sección Orient Express es una de las más competitivas del certamen y visto lo visto no me cabe la menor duda. Aunque tuviese que soportar banalidades como “Duelist”, copia descarada de similares títulos chinos basada en el humor infantil, el abuso de la cámara lenta y la confusión propia de romances absurdos, mereció la pena por joyas perturbadoras como “Strange Circus”, el nuevo tour de force del director de “Suicide Club”, toda una colección de excesos que incluye incesto, pederastia, mutilaciones, cambios de identidad o locura. Un enigmático, sugerente y desagradable compendio de patologías de preciosoa estilización rococó que hará las delicias de los espectadores más exigentes. El capítulo de Takashi Miike para “Master of Horror” también se convirtió en un colorido y repulsivo catálogo de torturas y asesinatos extremos que provocó aplausos pero también algunos desmayos. Algo así como “¿Dónde te escondes hermano?” pasado por la turmix de Takashi Miike. “Ghost of Mae-Nak” fue la típica película de horror asiático: mismos recursos, fantasmas, argumentos y sustos. La particularidad era sus referencias al folclore tailandés así como sus dosis de humor negro y romance. Al contrario, “Executive Koala”, la historia de un koala maltratador y asesino que vive en nuestro mundo y trabaja en una oficina, se muestra como un inenarrable y absolutamente demencial experimento de humor marciano en el que no faltan enredos, giros y números musicales. Algo inferior, pero más violenta y oscura, “Election II” regresa con su pulso narrativo y estético soberbio al mundo de las lealtades y traiciones de las tríadas chinas. Su final sobrio como pocos deja un grato recuerdo en la memoria del espectador. Los hermanos Pang regresaron al festival con la guapa protagonista de “The Eye” para presentar “Re-Cycle”. Lo que comienza como una aburrida y tópica historia de fantasmas con apariciones y sustos, se transforma en una segunda mitad en una lujosa y agradable dark fantasy de referencias múltiples mostrando un indudable talento para recrear mundos de pesadilla. Tan sólo su final queda como lastre innecesario.

SECCIÓN OFICIAL PREMIERE

“A Scanner Darkly” no sólo resulta llamativa por su impecable técnica de animación sino por su acabado de thriller con aires clásicos que da cabida a paranoias, conspiraciones, pérdidas de identidad, trastornos de personalidad, situaciones terroríficas y alucionaciones que hubieran hecho las delicias del propio Philip K. Dick pero también de Burroughs o Kafka. Intriga, traición y venganza es lo que ofrecía “Black Book”, generoso retorno a Europa de Paul Verhoeven y posiblemente lo mejor de su realizador en años aunque el habitual cóctel de sexo y violencia esté un poco suavizado. Previsible y tópica resulta “Captivity”, entretenimiento de fin de semana y carne de videoclub en la línea “Saw”. Bochornosa presencia detrás de las cámaras de Roland Joffe. Aunque para superar lo imposible está “The Wicker Man”, horroroso y torpe remake de un clásico del fantástico europeo, que cuenta con un Nicolas Cage bajo mínimos en un desarrollo pésimo y absurdo. Afortunadamente los peores pronósticos no se cumplieron y Darren Aronofsky salió victorioso con su “The Fountain”, bella y trágica historia de amor y muerte. Preciosa puesta en escena para una historia profunda y emocionante como pocas, que bien merecerá en breve una gran reseña en esta misma página.

OTRAS SECCIONES

\"Interkosmos\" uno no sabe si tomársela como una broma pesada o una auténtica obra maestra. Stop motion, maquetas, imágenes de archivo, insertos de delfines, números musicales tipo Hollywood clásico y humorismo marciano de factura retro dan forma a este falso documental que presenta una irónica visión de la Unión Soviética y su programa espacial. Nunca antes se había conseguido expresar con tanto realismo el tedio del cosmonauta en el espacio. Los diálogos no tiene precio (especialmente aquel sobre por qué las mujeres están mejor preparadas para el espacio). A su lado \"The first on the moon\" quedó totalmente deslucida, al seguir sus mismos planteamientos pero en una línea más convencional, seria y detallista, a la par que con más medios. Auténtica estafa audiovisual la de “Stranded in Canton”, montaje de grabaciones caseras realizadas por William Eggleston, padre de la fotografía contemporánea, y que no pasa del peor videoarte que puebla los museos de arte. El documental “William Eggleston in the real world” resultó carente de interés en su seguimiento del fotógrafo norteamericano. También “Moscow Zero” resultó patética a pesar de su interesante premisa inicial. Persecuciones ridículas, carreras y apariciones absurdas y actores internacionales venidos a menos. “The Call of Cthulhu” despertó las simpatías por su revisión de Lovecraft en clave de cine mudo a base de maquetas y stop motion pero aburrió con su ritmo excesivamente pausado. “Tenebrae”, siguiendo una línea similar, se defendió como delicioso fantastique arrebatadoramente sexy de agraciadas influencias europeas. “Sounds like”, el capítulo de Brad Anderson para “Masters of Horror” resultó flojo a pesar de recordar a lugares comunes del universo Poe. Alabada incomprensiblemente, “All the boys love Mandy Lane” fue un penoso teen horror con los habituales adolescentes retrasados que corren de un lado para otro hasta que los maten. Ni salvaje ni sangrienta. A su lado “Behind the Mask” era una auténtica obra maestra con su brillante análisis del slasher al que no faltó ni una sola clave del género. Muy grata. A todo esto, “Borat” aportaba su particular chiste grueso de puro mal gusto llevando a extremos insospechados lo escatológico y lo políticamente incorrecto. Cachondeo malsano sería decir poco sobre ella. La única película de animación que pude ver en Anima't fue “The Book of the Dead”, animación prehistórica pero valiente que resulto un pelín aburrida por sus tempos lentísimos. Gracias a ello, el cortometraje que la precedió, “Hiroshi”, llamó más la anteción con su técnica más depurada así como por su historia de amistad y amor a la naturaleza de tono armónico.

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