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Sitges premia por sorpresa "Surveillance" de Jennifer Lynch

Publicado: 30/10/2008

La decisión del jurado encabezado por el realizador italiano Umberto Lenzi y el actor norteamericano Fred Williamson sorprendió a propios y extraños al tratarse de un film cuyo reconocimiento nadie preveía en el palmarés. Thriller de trama sencilla pero bien ejecutado que se suma a la actual reivindicación de los valores y las posibilidades del American Gothic de los 70, “Surveillance” posee cierta resonancia del imaginario David Lynch, padre de la directora de Filadelfia.

Sin embargo resultó obvio el Premio a la Mejor Dirección para Kim Jee-woon por su trabajo tras la cámara en “The Good, the Bad, the Weird“, western a la coreana que ejerce de superproducción partiendo del mítico film de Sergio Leone, “El bueno, el feo y el malo”. Un espectáculo en estado puro, repleto de trepidantes persecuciones y duelos, todo ello impregnado con altas dosis de humor.
En cualquier caso, la vencedora moral del certamen ha sido “The Sky Crawlers” de Mamoru Oshii, Premio de la Crítica y del Jurado Joven, además de conseguir el reconocimiento a la Mejor Banda Sonora gracias al conmovedor trabajo de Kenji Kawai. La obra sobresale especialmente por el virtuosismo de la animación y por su trasfondo reflexivo e inquietante. Oshii, convencido del poder filosófico que puede emanar del dibujo, plantea un mundo necesitado de guerra para poder alimentar las ilusiones pacifistas.
Gran favorita, la película sueca “Déjame entrar” de Thomas Alfredson se alzó con el Meliés de Oro a la mejor producción europea. Cruda visión del maltrato y el acoso escolar pero inscrita en el género de vampiros, esta adaptación de la novela “Let the Rigtht One In” ha fascinado tanto a críticos como a público. En una línea próxima a “El laberinto del fauno” forma parte de esas cintas que podrían ser contempladas como cuentos góticos que se esfuerzan por plasmar el complicado universo infantil sin descuidar los elementos fantásticos.   
El Meliés de Plata y el Premio a los Mejores Efectos de maquillaje fue para la polémica “Martyrs” segundo largometraje de Pascal Laugier, posiblemente uno de los film más extremos y sangrientos de Sitges 2008. Si “Alta Tensión” marcó la orientación que el cine francés de género posterior seguiría, “Martyrs demuestra que aún se puede avanzar más en esta tendencia, catalogada por algunos críticos como “gore realista francés”, con imágenes y secuencias ultra violentas de tortura y mutilación.
El Gran Premio del Público encumbró a la aplaudida “Blindness” de Fernando Meirelles un ensayo fílmico basado en la obra de Saramago “Ensayo sobre la ceguera”. Una extraña epidemia de ceguera que siembra el caos en todo un país, sirve a su autor para demostrar que la invidencia no es más que la excusa para que afloren los peores instintos del ser humano. Una historia que enfatiza los dilemas morales, las conductas perversas y la paranoia generalizada aunque la multitud de preguntas planteadas no hallan respuestas concretas.
En el apartado de títulos asiáticos, la gran triunfadora fue “The Chaser” de Na Hong-jin, Premio Orient Express. Suspense truculento que denuncia la ineptitud de un sistema policial y jurídico corrupto, destacando la capacidad de su joven realizador para trabajar más con la acción que con el diálogo. Y aunque se fue de vacío,  “Hansel y Gretel” de Pil- Sung Yim, film de fantasía con pinceladas siniestras, es una de esas películas que no podían faltar en el repertorio del festival y que agradan enormemente. El coreano ofrece una visión un tanto particular y tenebrosa del dulce cuento alemán Hansel y Gretel. Partiendo de la aparente inocencia que pudiera tener el universo del cuento infantil su director consigue trasformarlo abriendo enormes posibilidades para el terror, en el que los pensamientos más perversos y oscuros se convierten en algo real. Probablemente y una de las cosas más llamativas de la película sea la dirección artística, una magnífica puesta en escena en la que se cuida hasta el más mínimo detalle.
En el capítulo de decepciones queda por un lado “Vinyan” de Fabrice Du Welz(Premio del Jurado Joven), largometraje un tanto anárquico que no encaja claramente en la definición de género, pues no es una cinta de terror convencional en la que haya sobresaltos continuos o gore.  Por el contrario, está más centrada en el drama de un matrimonio marcado por la pérdida de un hijo como consecuencia del tsunami que asoló Tailandia hace unos años. Por otra parte errónea resulta la consideración de “Tale 52” del griego Alexi Alexiou en el apartado de guión, una cinta de suspense compleja pero inteligible que podría ser vista como un retrato sobre la esquizofrenia y los celos. Una de esas propuestas intrincadas en un programa que en cambio ofrece también ligereza gracias a obras como “The Cottage” (una entretenida comedia negra del británico Paul Andrew Williams en la que se combina el humor disparatado con el terror más grueso) o “Absurdistan” de Veit Helmer (donde se parte del estilo realista mágico de Jean Pierre Jeunet para crear una divertida comedia romántica).
La gran tomadura de pelo ha sido “Reality Killers”, una de esas películas en las que el marketing supera al producto.  Autoría anónima para un proyecto que aparenta ser una snuff movie en la que se difumina la frontera entre lo permitido y lo prohibido tanto en el plano cinematográfico como en el moral. La violencia se convierte en puro morbo utilizando para esto un lenguaje brutal y vacío de contenido.
Finalmente, uno de los grandes éxitos de esta edición ha sido “Otto; Or Up with Dead People” del controvertido director canadiense afincado en Alemania Bruce Labruce. Tres sesiones que colgaron el cartel de “no hay entradas” para una producción en la que el discurso político de George A. Romero se aplica a un contexto contemporáneo con la intención de facturar la primera película pornográfica de zombies gays. Toda una provocación que no sólo se conforma con mostrar imágenes macabras y escenas de sexo entre muertos sino que se sirve de ellas para hacer critica social y política. Si pensábamos que las películas de muertos vivientes tenían poco que ofrecer, ésta sorprende por su descaro a la hora de afrontar la crisis de identidad de su protagonista.

María José López Navarro

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