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Oficial: "Kinatay" de Brillante Mendoza

Publicado: 30/05/2009

En cierta entrevista, Raya Martin meditaba sobre el significado y el alcance del polémico plano secuencia que arrastraba al espectador hacia el tedio o el desconcierto en la primera fracción de la no menos controvertida "Autohystoria". La respuesta del joven cineasta filipino radicaba en la necesidad de asfixiar progresivamente a su audiencia natural convidándolos a sentir en propia carne la angustia y la exasperación de su protagonista. Una zambullida en el caos de la que debió tomar buena nota su compatriota Brillante Mendoza a la hora de enfrascarse en un proyecto que revalidaría sus opciones a la Palma de Oro por segundo año consecutivo.

kinataypic1No es baladí citar al director de "Now Showing" para identificar el creciente grado de estupor que genera uno de los pasajes más incómodos y opresivos de "Kinatay". En dicho capítulo de este pavoroso relato de medianoche de alusiones moralistas, acompañamos a un grupo salvaje de rateros sin escrúpulos en una furgoneta. Les sigue Peping (Coco Martin, el actor fetiche de Mendoza), un joven incapaz de atisbar el horror que se avecina pero lo suficientemente receloso como para adivinar que el destino de la prostituta que han retenido a la fuerza será espeluznante. Los minutos pasan y paulatinamente abandonan el luminoso tumulto de Manila. Mientras perdemos la noción del tiempo, la oscuridad parece engullir la carretera y el vehículo desvencijado se transforma en un espacio claustrofóbico en el que el aire parece denso e irrespirable. Ya no hay marcha atrás: Peping está inmerso en una pesadilla inevitable y cuando regrese del reino de las tinieblas nunca volverá a ser el mismo.

Menos portentosa que "Serbis" pero más sombría y agónica, "Kinatay" se beneficia de su minuciosa descripción del viaje a ninguna parte de alguien que en una sola noche perderá su inocencia como cómplice y víctima de una barbarie. En su primer cuarto de hora, Mendoza nos presenta a un adolescente feliz ante su flamante enlace matrimonial con Cecille (una Mercedes Cabral en el punto de mira internacional) cuyas máximas responsabilidades se debaten entre su ingreso en la academia de policía y su paternidad de un bebé de tan solo siete meses. Un pequeño avance en el que el realizador de San Fernando obedece a aquéllo que mejor sabe aprehender, el torbellino urbano. Periodistas siempre ávidos de titulares sensacionalistas y un suicida que exterioriza su escaso apego por la vida. Pero como tantos otros muchachos descarriados de su generación, el dinero fácil es tentador y Peping no duda en obtener sus ingresos por la vía rápida recaudando las ganancias del tráfico de drogas. Aunque evidentemente no contaba con la posibilidad de finalizar la jornada participando en el secuestro, la violación, el asesinato y el posterior desmembramiento de una mujer.

kinataypic2Rara vez Mendoza desplaza el objetivo del mismo epicentro de la atrocidad. La ansiedad del público corre paralela a un paisaje que poco a poco se hace más lúgubre y yermo, recalando finalmente en un repulsivo matadero donde Madonna (la modelo y actriz María Isabel López) pasará sus últimas horas. Atrapado en una situación de la que irremediablemente no puede huir, el dilema comienza a acosar a Peping. ¿Debe escapar? ¿Auxiliar a una madre con la que inevitablemente simpatiza cuando recuerda a su propio hijo durmiendo sano y a salvo en el hogar familiar? ¿Cooperar sin oposición en esta bacanal siniestra? Como testigo, nos hace partícipes privilegiados de la grotesca grosería de los captores, los cuales alternan su carnicería con conversaciones banales sobre teléfonos móviles mientras se fuman un pitillo. ¿Alguien dijo torture porn?

Tal vez la cargante perseverancia de su mensaje sea particularmente irritante. La simbología cristiana, la obvia moraleja final y, sobre todo, los constantes avisos que trufan el metraje (el perenne "si pierdes la integridad una vez, la pierdes para siempre") no favorecen un largometraje que debió evitar la pretensión aleccionadora (sí, además los delincuentes proceden de un cuerpo policial deshonesto) y centrarse en aquéllo que el propio Mendoza se atrevió a conjeturar en los prolegómenos del libreto de Armando Lao: "Kinatay" es la película de terror por antonomasia del arthouse filipino.

A pesar de no ser plenamente satisfactoria, sorprendía leer en los medios que ésta era la cinta que mayor indiferencia había despertado en la prensa especializada presente en Cannes. Curioso eufemismo para disimular la verdadera reacción que entre extraños provocaron tanto "Kinatay" como esa obra maestra incomprendida que ha resultado ser "Anticristo". Y no es otra que la repulsa ante aquéllo que habitualmente se tacha de obsceno, perverso y de mal gusto. Una lástima. Para nosotros (el resto), un manjar de difícil digestión.

DAVID LÓPEZ

carlos polite en 02/06/2009

Pues dale caña, que ya estás tardando

David "SéptimoVicio" en 01/06/2009

Pues espera, que aún me quedan dos pelis asiáticas por reseñar, y luego me meteré con Haneke, Tarantino, Audiard...

carlos polite en 01/06/2009

OK, te hago directamente responsable de los que me pueda ocurrir durante el visionado de la próxima de Trier. Le ofreceré el beneficio de la duda una vez más, pero más te vale que no se desarrolle en el espacio entre los espacios.

A nivel profesional....excelentes las reseñas y con muchas ganas de ver la película de Too........aunque con suerte en DVD a tenor de la sonrojante distribución que llevan a cabo en este país, miseria.

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