Una adaptación del Nobel Coetzee protagonizada por John Malkovich centra la atención

Publicado: 19/06/2009

Quien hubiese imaginado que el protagonista absoluto de la sexta jornada del festival sería el actor estadounidense John Malkovich. El cineasta sudafricano Steve Jacobs revisa "Disgrace", la obra literaria de John Maxwell Coetzee (Premio Nobel de Literatura en 2003), para trasladarla al celuloide con el mismo nombre y con el intérprete de Illinois como máximo reclamo.

David Lune, un profesor que imparte clases de Literatura Romántica en la Universidad de Ciudad del Cabo, tiene una agitada aventura con una de sus alumnas. La relación termina abruptamente convirtiéndose en un escándalo que lo obliga a mantenerse al margen e irse una temporada a la casa de su hija. Durante su estancia se producirá un acontecimiento espantoso que cambiará por completo sus vidas y que marcará el espíritu redentor que subyace sobre el resto de la trama.

Con el post-apartheid como telón de fondo, es ésta una pesimista meditación sobre una Sudáfrica donde la mayoría negra tiene el poder y una población blanca desilusionada es capaz de asumir estoicamente una violación pues "es el precio a pagar por vivir aquí". En cualquier caso, la propuesta más comercial del festival, una realidad que viene respaldada por el mero hecho de ser uno de los pocos largometrajes del certamen que ya cuenta con distribución en nuestro país. Hubiese sido una perfecta película de inauguración.

Apadrinada por Jia Zhangke (no en vano, ésta encaja en la trayectoria docudramática del realizador de "24 City", posiblemente el autor más imitado de la nueva ola de cineastas chinos), "Perfect Life" se interroga sobre la bidireccionalidad migratoria, las diferencias del eje Norte-Sur y el papel de la mujer en el nuevo status social del gigante asiático a través de dos historias paralelas, registradas desde una óptica bien distinta, cuyas desmoralizantes conclusiones arrojan luz, no sólo sobre la impracticable posibilidad de adquirir independencia real, sino especialmente en torno a las paradojas de un sistema que en lo básico mantiene arquetipos caducos.

Si la travesía fiticia de Li nos indica cuál es el destino de una soltera que cruza medio país en busca de trabajo, el periplo real de Jenny nos sumerge en los conflictos legales a los que debe enfrentarse una mujer separada que se obstina en la custodia de sus hijos. Ambas sueñan con una vida perfecta cuya realidad inmediata es otra, la de los viajes a ningun parte, los empleos basura, los matrimonios de interés y la desolación anímica.

Antes de embarcarse en la adaptación de "El protocolo Sigma" de Robert Ludlum, Jose Padihla, director de la impactante pero sobrevalorada "Tropa de Élite", apuesta en "Garapa" por una producción más personal, de ínfimo o inexistente presupuesto, que se adentra en la indigencia y la podredumbre moral del Brasil contemporáneo desde las coordenadas del reportaje documental. Apenas si se percibe el frenesí de las favelas retratadas por Meirelles en "Ciudad de Dios" en estas estampas crueles e incómodas de aquéllos que subsisten a duras penas en parajes desoladores, para los que la leche es un bien de privilegiados y la depravación cotidiana es la única ley de supervivencia.

Niños atestados de llagas y cicatrices devorados por las moscas y progenitores que ahogan sus desdichas en cachaza mientras sus rostros cansados reflejan la derrota ante la vida. Protagonistas desgraciados de esta pesadilla filmada con una asfixiante fotografía en blanco y negro que nos recuerda la ironía del programa gubernamental "Hambre Cero", una vil mentira con la que se intentan engrandecer una ayuda de 30 miserables dólares mensuales. De ahí la existencia de la garapa que da título a la pieza, una simple mezcla de agua y azúcar que la sinrazón de nuestro mundo ha querido convertir casi en bebida nacional. Un infierno que no por conocido es menos escalofriante.

MARÍA JOSÉ LÓPEZ / DAVID LÓPEZ