La iraní "Before the burial" abre con fuerza la Sección Oficial de Cines del Sur

Publicado: 15/06/2009

La sección oficial a competición de la presente edición de Cines del Sur despegaba ayer con la iraní “Before the burial” del debutante Behnam Behzadi, convirtiéndose durante la primera jornada del festival en una precoz candidata para un palmarés que aún se avista lejano. Según afirmaba su director en rueda de prensa, era preferible mantener la distancia con el cine iraní contemporáneo, pues considera que suele pecar de reiterativo. La opción del realizador es optar por una estructura narrativa desordenada más cercana al modelo occidental, marcando igualmente su discrepancia en lo que se refiere a la claridad del mensaje, asegurando que frente a la obviedad que suele imperar en las cinematografías de Oriente Medio, éste debe emerger de la historia.

“Trabajo porque así no pienso en nada más” es una de las líneas con las que se nos introduce a Siamak, personaje principal de la trama. Un conductor de autobús nihilista, obsesionado con la muerte, cuya vida fue truncada debido a su expulsión de la universidad cuando era estudiante de medicina con motivo de sus implicaciones políticas. Obcecado por la idea de abandonar este mundo el día de su cumpleaños (su verdadero entierro, pues ya se considera un muerto en vida), decide atar todos los cabos sueltos de su existencia con la esperanza de remediar el mal que le han podido causar. El “memento mori” lo impulsa a la acción, los recuerdos a la venganza y el paso del tiempo le proporciona el coraje suficiente como para enfrentarse a lo que no fue capaz de hacer 18 años antes. Su única salvación es un amor inesperado que le devolverá el apego por la vida, una joven que entre lo aparente y lo real fantasea con su condición de princesa en una isla remota.

Consciente de su vacío emocional y espiritual (el mismo que parece sugerir la sentencia “lo más sorprendente es que ya nada sorprende) y asumiendo su pertenencia a un pasado que se desmorona como el restaurante que frecuentaba en su juventud, Siamak se pierde finalmente en la neblina de un desenlace abierto de extraordinaria belleza.

Por su parte, “Dernier Maquis“ es el tercer trabajo como realizador del argelino Rabah Ameur-Zaimeche, una película seleccionada para la Quincena de los Realizadores de Cannes 2008 donde se consagró al cineasta como un creador excepcional del cine social.

En una zona industrial de la región parisina un grupo de obreros islámicos tendrán que enfrentarse a la cuestión de cómo ser un buen musulmán cuando se es inmigrante en un país como Francia y ni siquiera se es consciente de cuáles son las abluciones de su propia religión. Un precepto que sirve como excusa a su capataz, que teniendo presente esta situación los engatusa con la idea de construir una mezquita para que olviden sus preocupaciones salariales.

El director presenta un microcosmos en el que ofrece una visión de la religión como vía de cohesión social que estimula la parábola en torno al orden político imperante en la actualidad. Desde un pequeño núcleo de inmigrantes se sugieren (obviando los matices) una serie de dificultades que no son propias sino universales, aunque en este caso, la atención se centra especialmente en el éxodo argelino hacia Francia. Se encuentran entre dos culturas, y ambas se les antojan extrañas.

La opción del director es apostar por un cine etnográfico, próximo en algunos aspectos al documental, en el que se le da cabida a una serie de problemáticas inherentes a la sociedad coetánea como es el caso de las relaciones de poder o la doble cara de la ideología como fuente de sentido y discurso manipulador.

MARÍA JOSÉ LÓPEZ