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TRON: Legacy

Bienvenidos al mundo de los colorines y la tecnobasura. Vale, Tron no era la quintaesencia del cine, pero si resultó una película que marcó un antes y un después en la forma de entender el uso de los efectos especiales por ordenador a través de una estética rompedora, que si bien ya se ha quedado añeja y desfasada, resultó absolutamente transgresora hace 27 años. Cada cosa en su contexto. Además de todo eso, presentaba una historia ciertamente original y entretenida que la convirtió en una instantánea obra de culto venerada por una legión de fans a lo largo de los años. Pues bien, resulta francamente desolador como de un tiempo a esta parte, aprovechando esa añoranza con un punto de frikismo en el que muchos estamos inmersos, se destroza y pisotea el buen recuerdo de la obra original a través de engendros de consumo rápido para descerebrados.

Publicado: 30/12/2010

La cosa no empieza mal del todo. La acción se desarrolla 20 años después de los hechos acontecidos en la primera parte. Se nos presenta al hijo de Flint (Bridges por partida doble como padre del protagonista y como su antagonista digital veinte años más joven de lo que verdaderamente es por obra y gracia de la última ornada de efectos digitales, como a un tonto veinteañero adicto a las sensaciones fuertes, que ha vivido con la ausencia de su padre dedicándose a fastidiar a la junta directiva de la empresa que su padre creó y que a él no le da la gana de dirigir. Un buen día recibirá un mensaje de su desaparecido padre que le llevará a la antigua sala de juegos que aquel regentaba. Por accidente acabara dentro de la red dando comienzo a la aventura virtual que todos esperamos. Hasta aquí nada deslumbrante pero tampoco nada que insulte en exceso la inteligencia del espectador.

A continuación se despliega ante nuestros ojos todo lo que el nostálgico recalcitrante esperaba, las naves en forma de U invertida, un alucinante campeonato de lucha con discos y un no menos increíble torneo de motos digitales de mortífero rebufo. Pero amigo mío, una vez que pasados veinte minutos se ha satisfecho al fan, es cuando los guionistas se preguntaron, ¿Y ahora qué?. Entonces uno de ellos (son unos cuantos en nómina, lo cual nunca suele presagiar nada bueno) comentó la posibilidad de plagiar con descaro, a lo que el resto contestaron en alegre chanza que sí. Pero para plagiar con talento hace falta eso mismo y cuando se carece de él, pasa lo que pasa. La siguiente hora y pico de metraje nos lleva al borde del suicidio por sobredosis de aburrimiento mientras pasamos por 2001 una odisea al borde del vacío neuronal, la Guerra de las Galaxias con Bridges emulando al bueno de Obi Wan pero sin carisma, pasando por la copia mimética de la huida con el halcón milenario de la estrella de la muerte e incluso un poco de estética Matrix de andar por casa, que da lugar a una secuencia descacharrante en un bar a cargo de un insoportable Martin Sheen (parece mentira que sea el mismo actor que deslumbro en Frost contra Nixon) como maestro de ceremonias, finiquitada con una de las secuencias de lucha peor coreografiada de la historia en medio de un delirio discotequero por obra y gracia de Daft Punk (la BSO de lo poco salvable de la película).

Todo esto viene aderezado con unos diálogos que cuando no resultan ininteligibles le ponen al espectador los pelicos de punta por su soberana estupidez (atención a la escena romántica con descripción del sol incluido en la que sólo le falta decir cuidado que quema), llegando el sinsentido a un clímax final en el que uno se pregunta porque tanto rollo si se pudo hacer esto desde el principio. De acuerdo que no pedíamos ninguna obra maestra, pero tampoco semejante bodriete que hiciera trizas el fantástico recuerdo del original. En medio de tamaña debacle artística, incluso la estética se nos acaba haciendo cansina y repetitiva, convirtiéndose en la propia enemiga de una cinta que habiéndolo tenido todo para triunfar se convierte en hueco festival de colorines sin alma.

Carlos Polite

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cecilia en 31/12/2010

me encanto la pelicula pero quiero conseguir las canciones de la escena cuando entra a la sala de juegos de su padre, me pueden ayudar

Fdisk en 30/12/2010

No te ha gustado la película, y yo intuyo que por dos razones, tron en si mismo es una delicatesen geek difícil de digerir en esencia (lo fue y lo es) y luego Disney la ha querido hacer para todos los públicos, gran error. Por lo demás esta película no marcará mi vida como la primera, pero si me ha gustado y mucho. He saboreado cada escena. Y para bien para algunos o para mal para otros tendremos Tron para rato por que eso si Disney sabe hacerlo bien. Particularmente estoy ecantado de la vida.

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