“El ultimátum de Bourne” por Carlos Polite
Reseña del Ultimatum de Bourne
Publicado: 18/08/2007
Nadie pensaba allá por el 2002 cuando se estreno una película de acción capitaneada por Matt Damon que la cosa iba a dar mucho de sí. Problemas de rodaje para encontrar un final adecuado y desconfianza de la propia productora hizo que se estrenara con poco ruido. Pero fíjate que la tontería genero unas ondas inesperadas y un boca oreja espectacular. Efectivamente, nos encontrábamos ante uno de los thrillers más interesantes de los últimos tiempos y ante el nacimiento de un nuevo estilo de héroe, una máquina de matar desmemoriada y humana que atendía al nombre de Jason Bourne.
Y resulta que la cosa dio aún más de sí, dando lugar a una segunda entrega excelente y a una tercera, la que hoy me ocupa, que sólo puedo calificar de extraordinaria y de experiencia cinematográfica de primera. Que Bourne ha creado escuela no hay más que verlo en la última entrega de James Bond.
Las bases de la saga están más o menos claras, a saber, guiones trabajados que no insultan la inteligencia del espectador, con personajes en cierto modo creíbles y de más de una pieza, una concepción realista dentro de lo que cabe de las secuencias de acción y un personaje central carismático (de eso que van tan sobrados los políticos de hoy en día). Si a todo esto le añadimos una dirección sencillamente portentosa, pues tenemos una gran película que seguramente será menospreciada por un sector grande de la crítica, a pesar de que sin ningún género sea una de las mejores del año y desde luego una absoluta obra maestra dentro de su género.
Matt Damon ya está plenamente identificado con el personaje. Su registro contenido le da un punto de vulnerabilidad al personaje que genera una empatía enorme con el público, a modo de purga de sus anteriores asesinatos a las ordenes de negras facciones gubernamentales. A ello le añadimos una serie de secundarios de lujo que animan todavía más la función como Joan Allen, excelente actriz que repite el personaje de una alto mando de la CIA que simpatiza con Bourne; David Strathairn como villano de la función; el siempre eficaz Scott Glenn y el enorme Albert Finney.
Pero estando bien claro que el protagonista es la estrella, quien hace que toda la maquinaria funcione como un reloj suizo es el director, Paul Greengrass, que repite labores tras la segunda parte y a quien debemos la absolutamente enorme “United 93” y el extraordinario falso documental “Bloddy Sunday”. Su dirección es maestra y la labor de montaje titánica. Su estilo nervioso de cámara en mano se adapta como un guante a la narración e imprime una tensión constante a cada una de las secuencias tanto de acción como de no acción. Absolutamente todo en la película resulta emocionante, cuando los personajes hablan, corren, saltan, pegan e incluso cuando sólo andan. Eso siempre es difícil de conseguir más allá de la mencionada empatía que se tenga por los personajes. En una época en la que el espectador ya ha visto de todo en el género y en la que la capacidad de sorpresa está bajo mínimos, todo en esta película parece nuevo, diferente y fresco. Una gozada vamos. Efectivamente habrá gente a la que el movimiento de cámara le moleste y le resulte incómodo, pero se olvida a los cinco minutos.
Un broche de diamante para finalizar una gran trilogía, una forma de recuperar una genero que en los últimos tiempos se había visto demasiado contaminado por la acción tipo matrix y que sólo en matrix funcionaba en plenitud, una forma de disfrutar en la butaca como en pocas ocasiones.
Carlos Polite
Eugènie en 29/08/2007
Demasiada intensidad.Mareante.Algunas escenas se suceden tan deprisa que sólo se acierta a escuchar una sucesiva ristra de mamporros.El diálogo más bien escaso.Y el final es el tipico que recuerda a la última de Bond.¿Es realmente el final de la trilogía o habrá Bourne nº4?.Eso sí Matt Damon magnifico. Entretenida no más.