“La Jungla 4.0” por Carlos Polite

Reseña, crítica de la Jungla 4.0

Publicado: 11/09/2007

Bienvenido y bien hallado sea mil millones de veces el señor Willis. Es curioso, con todos los guapitos oficiales de Hollywood que salen en los últimos tiempos, con la excepción de Will Smith y Matt Damon con la saga Bourne , nadie ha sabido dar un relevo generacional a los grandes del cine de acción de los 80 y principios de los 90. Ahora todos son muy guapos, finos estilistas y sobre todo muy inexpresivos y sosetes. Por eso, cuando nos encontramos con dos horas de pura testosterona veraniega de la mano del inefable John McClain, no podemos más que agradecerlo.

Esta cuarta entrega podía y de hecho despertaba recelos de casi todos los fans de la saga. Hay que comentar, claro está desde mi punto de vista, que la primera entrega de la saga es de lo mejor, si no lo mejor que ha dado el cine de acción comercial. Por la tanto las expectativas eran muy altas, porque los predentes así lo establecían. Las dudas se disipan en cuanto empieza la película. Willis desprende un carisma de tal calibre que antes de que habrá la boca en la primera escena de la película se genera una sonrisa cómplice en toda la platea. Todos a la expectativa de la siguiente chulería socarrona que le suelte al malo de turno y por supuesto a esa exquisita manía de tener siempre la última palabra (lo cual era llevado hasta las últimas en esa joya titulada «El Último Boy Scout). Efectivamente, McClain ha vuelto en plena forma. Más mayor y con menos sangre manchando su indumentaria, pero en plena forma. Su acompañante, interpretado por Justin Long (protagonista de la primera entrega de Jeepers Crepers), si bien no está a la altura de Samuel L. Jackson en la tercera entrega, no resulta para nada irritante y en algunos momentos hasta te ríes con él.

Nada de sofisticación, nada de planes brillantes y piruetas sofisticadas. Aquí todo se soluciona con buenas galletas, a tiro limpio y vieja escuela. A eso desde luego ayudan unas escenas de acción simple y llanamente impresionantes a todos los niveles. Persecuciones de todo tipo, tiroteos variados, explosiones y sobre todo un trabajo de los especialistas de puro lujo. Todo excelentemente bien planificado con unos efectos espectaculares que no abusan en casi ningún momento de lo digital. ¿Qué a veces se les va la mano?, ¿qué Willis parece más Supermán que un policía de Nueva York?, ¿qué el guión no son más de cinco páginas?...¿acaso importa?, forma parte del espectáculo. Si resulta que eres de los que dices que no te gusta porque es una fantasmada, que como es posible esto o lo otro, pues seguramente en la sala de al lado tendrás una película en la que mascar realidad a raudales, llenica de frases profundas y problemas cotidianos con los que poder identificarte y salir enriquecido como persona.

Lo que si es cierto es que se echa un poco en falta un malo a la altura de las circunstancias. Timothy Olyphant resulta un tanto blandito en el papel, carece de la mala leche de Alan Rickman o la presencia de Jeremy Irons. Tampoco ayuda en exceso el personaje de la hija de McClain, sencillamente insoportable y estúpida. Pero todo esto son cuestiones menores en una película que se disfruta de principio a fin de manera muy fácil. Desde luego, a los fans no les defraudará y a los no fans seguramente tampoco. Por mí pueden hacer otras cinco más que ahí estaré.

Carlos Polite