Biblioteque Pascal cuenta con un argumento, (que se hunde en raíces tan heterogéneas como el realismo mágico o el cuento féerico), en constante reinvención conceptual; es difícil aventurar, pues, lo que deparará la obra en el siguiente de los segmentos de los muchos de los que se compone (todos diferentes y pertenecientes a géneros sin aparente ligazón entre sí); más complicado aún es resumir, siquiera sucintamente, de qué trata. La última película del joven director húngaro Szabolcs Hajdu parece una comedia romántica preñada de efluvios dadaístas (hombres que brotan del interior de la arena; pelotones de fusilamiento directamente salidos de un cuadro de Goya, músicos que rompen cadenas a golpe de trombón, etc); un drama familiar (que después evoluciona a social) henchido de disfuncionalidad y caracteres rebeldes; un thriller de naturaleza urbana con la prostitución forzada, el tráfico de mujeres y la corrupción social como castradores telones de fondo; una road movie existencial de marcado perfil étnico; una declarada reivindicación de la imaginación como herramienta (auto)redentora. En este sentido, Biblioteque Pascal, es incluso más que la suma de sus partes.
Narrada desde una perspectiva, singularmente, subjetiva (y es su principal baza: Mona, la protagonista, nos cuenta la historia, en formato flashback, como si se tratara de una idealización dictada por su subconsciente), en la línea de The Fall de Tarsem Singh, Biblioteque Pascal mezcla en un mismo corpus argumental, el drama de perfil alto y la recreación fabulosa. Como drama humano, el guión nos acerca a una joven feriante, con no pocos problemas familiares, que huye de casa deseando un destino mejor y cuyo primer paso la enfrenta, en una playa cualquiera, a un joven díscolo pero extravagante que la deja embarazada solo unas horas antes de morir abatido por la policía. Cuando el viaje de Mona toma el camino de retorno, lo hace embarcándose en una espiral progresivamente degradante, financiada por la necesidad y las circunstancias (algunas de ellas urdidas por aquéllos que debieran protegerla), hasta acabar con sus huesos, carne y moral en la cama de un prostíbulo inglés, embebido de látex y fetichismo, de proxenetas adictos a las perfomances, de personajes literarios usados con propósitos sexuales, de cadenas estupefacientes que hieren la voluntad, de jóvenes desarraigadas que apenas si pueden compensar su ruina existencial con asertos nostálgicos (por ejemplo, aquellos que recuerdan a una niña cuya custodia debe recuperar alguna de ellas en cuanto se liberen). Como fábula contemporánea de pretensión manumisora, pues, Biblioteque Pascal representa una vía de escape en la dramática realidad que asola a su protagonista, siempre engalanada con paisajes fantásticos y texturas pomposas, y de mujeres irreductibles capaces de reflexionar sobre si mismas, sobre su pasado, en términos ingenuos, con tal de arrebatarle al destino, siquiera de forma ilusoria, la custodia de una hija cuya potestad depende del informe de un incrédulo asistente social.
Cuento de hadas de hechuras turbias y comprometidas, Biblioteque Pascal toma su base en la realidad y la deforma a su antojo, convirtiendo a su protagonista (la estupenda Orsolya Török-Illyés, que aguanta sobre su cuerpo y rostro el peso de toda la cinta) no ya en una princesa feérica, como la estructura del film podría sugerir, sino en una superviviente desorientada en mitad de una jungla contemporánea repleta de asfalto, buitres, necesidad y doble moral. Szabolcs Hadju, en fin, no puede evitar mostrar la podredumbre ética de una sociedad solo enferma entre bambalinas (y a la que nunca juzga), convirtiendo su trabajo en un continuo crescendo dramático, repleto de colores y de ornamentos barrocos, y de transiciones imaginativas que agilizan (y dan vigor) el relato narrado; un espectáculo desbordante, finalmente subyugador y nihilista, capaz de hibridar, en un mismo plano narrativo (y con pulso firme: no lo olvidemos, estamos en presencia de una de las películas del año), el relato surrealista (de lejana raíz almodovariana), el drama social y el cine fantástico. Un cóctel de referencias antitéticas y de buenas maneras que no se pueden perder de ningún modo.
J. P. Bango
"Bibliothèque Pascal" se exhibirá en la Semana Internacional de Cine Fantástico y de Terror de Granada - Fantasmagoria 2010.