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Sólo quiero caminar

Reseña de Sólo quiero Caminar, Agustin Diaz Yanes

Publicado: 04/11/2008

Tras haber visionado toda la filmografía de Agustín Díaz Yanes, lo cual tampoco supone un enorme merito habida cuenta de sus cuatro film como director, sí que se puede llegar a una conclusión, a saber, es una persona a la que le viene que ni pintado el dicho “quien mucho abarca, poco aprieta”.

Resultan innegables sus dotes como director de cine potente y con un estilo visual áspero, realista y contundente, como innegables resultan sus carencias como guionista de todas sus películas, compendios de grandes momentos a la par que mucha confusión y momentos huecos llenados con mucho oficio por la estética. Su nuevo film no es un excepción. Recuperando al personaje central de su opera prima “Nadie Hablará de Nosotras Cuando Hayamos Muerto”, una Gloria Duque que la gran Victoria Abril bordaba en aquella y que en la presente no deja de ser un personaje secundario de lujo desaprovechado, se fragua en el contexto de México DF una historia de robo y venganza llevada a cabo por tres mujeres contra un capo de la mafia mexicana.

A pesar de sus carencias, como he comentado más como guionista que como director, siempre resulta gratificante ver una película de Yanes. Es un personaje que no tiene miedo por el riesgo y por llevar a cabo productos nacionales que se salen de lo habitual tanto por estética como por temática y cuyo acabado formal es siempre impecable y poderoso. Pero a la par, su afán por contar demasiado en poco tiempo hace que muchas veces sus películas se queden a medio camino entre la intención y el resultado (claro ejemplo lo tenemos en “Alatriste” donde la obsesión por contarlo todo en una película hacía que el conjunto se quedará a medias de un desarrollo plenamente satisfactorio).

En este film todo resulta desgarrador, desagradable y envilecido. Poco resquicio para la esperanza entre tanto matón sin escrúpulos del que sólo se salva un extraordinario Diego Luna gracias a un código que excluye mujeres y niños de sus habituales fechorías, herencia de su joven y amada madre muerta a manos de su padre, en un claro complejo edípico. Nos encontramos de esta forma ante una película más de situaciones, obras y actos que de palabras. Esto implica una dificultad añadida a la hora de componer personajes, ya que cobran capital importancia las miradas y los gestos. Es en este momento donde la película genera sus mayores virtudes y sus peores defectos. Su mayor virtud, los personajes interpretados por Diego Luna y Ariadna Gil y su historia de amor con tintes de tragedia. Ariadna es una actriz gigantesca y total y su interpretación de este personaje que destila tristeza y desazón sin abrir prácticamente la boca en toda la película sólo se puede catalogar de magistral. Su mirada perdida y taciturna es lo más real que nos encontramos en la cinta. La réplica la tenemos en un inhabitual Diego Luna, componiendo con esa cara angelical el papel de un matón al que todos acabamos apreciando y cuyo destino viene marcado por su propia leyenda. Pero de aquí salen también sus peores defectos, ya que el resto de personajes resultan bastante desdibujados y ausentes. Elena Anaya siendo el detonante de la acción está pero sin estar, Pilar López de Ayala se esfuerza pero en ningún momento consigue hacer mucho con su apocado pero resuelto personaje y Victoria Abril resulta una pálido reflejo de su poderoso personaje de antaño. Si a esto le unimos el que por momentos la trama resulte un tanto increíble y confusa hace que cierta sensación de irrealidad pugne con la intención de realismo extremo propuesta por el director.

Es en su faceta de realización donde vuelve a brillar Yanes. Lo físico se impone al fondo con absoluta contundencia. Yanes no solo mueve la cámara con saber hacer y mucha soltura, sino que tiene la virtud de saber utilizar las canciones y la banda sonora de una forma tan contundente que convierte en excitante casi cualquier secuencia, para muestra la brillantez del inicio de la película usando una academia flamenca para tapar el ruido del robo inicial o el momento en el que Diego Luna llega al lugar donde su jefe tiene el despacho. Sin embargo todo ello no tapa las carencias de una historia que se acaba quedando algo coja.

¿Que conclusión podemos sacar de todo esto?. Pues que el día que Yanes consiga dotar a sus historias y guiones del mismo poderío que a sus imágenes y brillante puesta en escena, estaremos ante una de las obras magnas de nuestro cine. Mientras tanto habrá que seguir esperando y desde luego disfrutando de un producto que aun resultando algo fallido, atesora muchas virtudes como para dejarlo pasar de largo.

Carlos Polite

Andrés en 10/11/2008

Aunque la historia que desarrolla el filme es fundamentalmente una venganza y que de alguna manera se retoma el personaje de Victoria Abril en Nadie hablará de nosotras…el espectador no debe llevarse a confusión puesto que tras 13 años de la cinta mencionada esta revisitación no implica una secuela.

El director Agustín Díaz Llanes, “Tano” para los amigos, no puede negar su pasado de guionista y como otros escritores a la hora de dirigir llena la pantalla de subtramas, referencias, homenajes cinéfilos y colateralmente algunas de sus aficiones como, por ejemplo, el flamenco o la tauromaquia.

Así visto, se configura un puzzle que pudiera ser farragoso o incluso tedioso si no estuviera eficazmente urdido y acompañado de un montaje prodigioso que entrelaza situaciones y rincones de la costa gaditana con los submundos de la megalópolis mejicana.

¡Cuántas horas, se me antoja habrá pasado “Tano”revisando filmografías y ajustando el engranaje de esta película! Seguro que en la sala de montaje ha quedado parte de las claves de ese recorrido vital y desenfrenado y por ello alguna historia se resiente.

Uno de los aciertos de la película es intercambiar los roles típicos masculino-femenino y poner el foco en una historia de féminas de acción o si se prefiere “de armas tomar”. Los varones hablan y hablan, o quizás debiera decir platican, mientras ellas, las 4 protagonistas actúan.

Un elenco en buena forma del que destaca poderosamente Ariadna Gil, una killer implacable pero con su pizca de ternura, diríase que se trata de una heroína tarantiniana pero que gestualmente remite a los pistoleros de los mejores filmes de Jean Pierre Melville. El otro personaje que resaltaría dado que con una economía de medios pasmosa sabe mimetizarse en un asesino es Diego Luna.

Por último, quisiera mencionar el descubrimiento de José María Yazpik , el eficaz “malo de la función” que como una humorada nos recuerda la vitalidad y galanura de un Andy García de jovencito y al mismo tiempo la vehemencia y apostura de ese futbolista llamado Luis Figo que curiosamente supo desatar pasiones y desamores por estos lares.

Sería prolijo comentar otros aspectos de la película y además no quiero explicarla. Mi consejo es que flaquitos tenéis que verla

Marcos en 04/11/2008

Pues yo creo que Pilar López de Ayala ofrece una magnífica actuación a partir un personaje que apenas tiene asideros en guión y del que ella saca todo el jugo que puede y más, convirtiéndolo en el más humano y en el contrapunto perfecto al frío y poco verosímil de Gil.

Muy grande López de Ayala, como de costumbre. Su miedosa e insegura Paloma llega a resultar tierna, y es una lástima que no sepamos más de ella y que permanezca en tan segundo plano.

No obstante, gran trabajo de López de Ayala, y una película más que notable este "Sólo quiero caminar" que se ha marcado Tano.

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